top of page
Buscar

Soltar "Guanaco" en otro paisaje.

  • Foto del escritor: Noelia Villacorta
    Noelia Villacorta
  • 30 nov
  • 3 Min. de lectura

Actualizado: 1 dic

Del taller al Palacio Libertad.

ree


Lo ví una vez en la ruta y paré para poder estudiarlo pero en realidad lo veo desde siempre: en cada viaje corto,   en cada paisaje que pretende ser puro y aparece atravesado por un cuerpo que no debería estar ahí. El desierto se hace infinito, pero la carne lo interrumpe.


Trabajé en esta imagen alrededor de 10 meses, en el proceso también hice dibujos y algunos experimentos en formatos más pequeños que me permitieron entender las formas. Llegando al final del proceso podía imaginar como era tocar cada piedra o la textura del pelo reseco.

Pintar “Guanaco” fué quedarme atrapada con él en ese alambre. No como cronista, sino como testigo insistente. Hay un momento en que ya no veo un animal muerto, si no que veo color yuxtapuesto, tensión, sombras que se pegan al cuerpo como otra piel.


Pinto eso: la forma en que algo se resiste a desaparecer del todo.


Después apareció el 112° Salón nacional de las artes visuales.

 

“Siento en el pecho la emoción que siento antes de ir a ver un museo.
Ya estoy experimentando en el cuerpo, voy a ver mucho arte de calidad pronto.”

 

Eso escribí en un cuaderno meses antes de dirigirme a Bs. As. para la premiación. Por esos días era un manojo de nervios y expectativas. Mientras pasaban las instancias de preselección y selección pensaba “van a mirar este cadáver y van a decir SÍ o NO".


La primera revelación que experimenté fué comprender el real valor de una obra de arte. Nunca entendí cuanto tiempo y recursos había invertido en la producción de mi obra y ,aún más importante,  el amor profundo que se puede tener por un objeto hasta que llegó el momento de embalarla y colocarla en una gran caja de madera para ser enviada. De pronto, el sistema del arte —su circulación, su mercado, sus instituciones— cobró sentido para mí.


Los días de espera hasta que el equipo de montaje la recibió fueron difíciles, recuerdo ir al taller y sentir melancolía cada vez que miraba el atril vacío de lo mejor que he hecho con mis manos hasta la fecha.


Enviar la pintura al salón fue como soltarla en otro paisaje: un territorio controlado donde alguien decide que lugar ocupa entre las mejores obras del país. Era un montón.


Cuando empecé a escribir este texto todavía no sabía qué iba a decidir el jurado conformado por Rodrigo Alonso, Marina Cisneros, Daniel Fischer, Virginia Buitrón y Estanislao Florido. Después llegó la noticia: “Guanaco/ El día después” obtuvo el 3.º premio a la mejor obra en la categoría Pintura del Salón Nacional.


El mismo guanaco colgado que nació en mi taller, rodeado de trapos, pinceles y cansancio, ahora cuelga también de una pared institucional, con su ficha prolija al costado.

La imagen que muchos preferirían no mirar encontró un lugar ahí adentro.


Lo anoto acá no como trofeo, sino como dato de esta bitácora: a veces la terquedad de mirar donde duele también abre puertas. El premio no le quita crudeza a la escena ni le limpia la herida. Apenas cambia el contexto desde el que se la mira.


Este blog empieza en ese cruce entre el desierto patagónico con su brutalidad silenciosa y la sala blanca donde “Guanaco” está expuesta. Mi nuevo reto como artista visual se mueve ahí, entre esta imagen que incomoda y la forma en que esa imagen circula, se muestra, se recorta, se acepta o se rechaza.


Lo demás —nuevos veredictos, otras paredes, futuros silencios— vendrá después.


Por ahora, lo importante es esto: la pintura.


Luego de esta experiencia volver al lienzo se sintió así: como manos livianas y trazos firmes.

En este momento tengo dos pinturas en el tintero que visito a diario. Retomar mi rutina en el taller fué sencillo, me siento en otro lugar en mi relación con el arte.

Estoy en un escenario donde tengo mucho que aprender, hay nuevas dudas, nuevas ansiedades, pero, afortunadamente los pintores somos seres simples.

Tengo una verdad, al menos una en la vida: pintar me completa. Quiero hacerlo cada día.


ree

 
 
 

2 comentarios


murielgimenez24
01 dic

Te admiro y me encanta leerte, olé!!

Me gusta

kruberastudio
01 dic

Espectacular texto muy conmovedor

Es una ventana en el pecho del artista

Una perspectiva unica y real

Tanto de la obra como de quien la creó

Ya lo dijo "Andre de shields "La sima de una montaña es la base de la siguiente"

Te deseo lo mejor en tu recorrido

Seguí escalando hasta el infinito

Me gusta
bottom of page